A los dos años a Blake le diagnosticaron una parálisis cerebral por diplejía espástica y fue sometido a una cirugía mayor denominada osteotomía de extensión femoral distal bilateral. La cirugía se realizó para aumentar la capacidad de enderezamiento de las rodillas y mejorar su marcha.

Laparálisis cerebral por diplejía espástica es uno de los tres tipos diferentes de parálisis cerebral espástica. El problema más común de este trastorno es la rigidez muscular. Se produce durante la infancia y la niñez temprana, y la edad media de diagnóstico es de tres años.

Algunos niños con parálisis cerebral por diplejía espástica también tienen problemas de coordinación y equilibrio, convulsiones, contracturas articulares y deterioro cognitivo, que pueden variar en gravedad. Otros síntomas son:

• Caminar de puntillas
• Rodillas flexionadas
• Hitos motrices tardíos, incluida la marcha, retrasados hasta los dos o cuatro años de edad.

La mayoría de los niños con parálisis cerebral se benefician de la fisioterapia, especialmente los que padecen diplejía espástica. La fisioterapia puede ayudar a relajar los músculos agarrotados, a mejorar el equilibrio y la postura, y a aumentar la resistencia y la fuerza.

Plan de cuidados de Blake

Blake comenzó las sesiones de tratamiento con Solace Pediatric Healthcare (anteriormente Nelson Pediatric Healthcare) en 2017. Sus principales retos eran el equilibrio y la fuerza, por lo que el plan de atención consistía en ganar fuerza para caminar de forma independiente e incorporar varios ejercicios de estiramiento y entrenamiento de la fuerza.

"Blake es un chico genial que ha superado muchos retos. Nunca es negativo sobre lo que no puede hacer, solo está ansioso por hacerlo y mejorar", dice Robyn, fisioterapeuta de Solace Pediatric Healthcare.

"Mi enfoque con su madre/familia ha sido muy colaborativo y hemos trabajado en múltiples habilidades, incluyendo entrar/salir del coche de cualquiera de los padres, subir/bajar escaleras con menos apoyo, entrar/salir de una tienda de campaña, y habilidades para prepararle para vivir por su cuenta algún día", añadió Robyn.

"Blake hacía muchos ejercicios, como caminar en la cinta, sentarse y levantarse, sentarse en la pared, ejercicios de equilibrio, saltos de tijera, abdominales, ejercicios de cadera, gatear y subir escaleras. Siempre hacía algo nuevo", dice Debbi, la madre de Blake.

"Mi marido y yo siempre nos implicábamos en la terapia participando o dando ideas sobre lo que funcionaba o lo que le costaba y cómo podíamos solucionarlo. Nuestros terapeutas eran muy atentos y cariñosos. Estaban disponibles para hablar en cualquier momento, y para escuchar todas nuestras preocupaciones e incorporar todas las ideas en su cuidado ", agregó Debbi.

Progresos de Blake hasta la fecha

Blake ha recorrido un largo camino desde que empezó las sesiones de tratamiento. Ahora, a sus 17 años, Blake se encuentra muy bien. Es capaz de caminar varios kilómetros de forma independiente, sin las rodillas encogidas y sin cansarse.

Antes de la terapia, estaba de pie agachado y necesitaba una silla de ruedas para recorrer largas distancias. Acampar y jugar al baloncesto son dos de sus actividades favoritas. Le gusta ir de acampada con su padre y sus hermanos y, en el transcurso de cuatro años, ha pasado de necesitar que le lleven en brazos en algunos paseos/excursiones a necesitar ayuda para sostenerse con las manos y a necesitar apoyo intermitente para mantener el equilibrio.

"Es muy divertido trabajar con Blake porque siempre está dispuesto a aceptar un reto y a seguir esforzándose para mejorar. Verle crecer en su adolescencia ha sido muy divertido. Está empezando a salir de su caparazón y bromea un poco sobre varios deportes, ya que no somos seguidores de los mismos equipos", añade Robyn.

"Estamos muy contentos con la terapia y lo lejos que ha llegado Blake. Todo el mundo ha sido amable y servicial".

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