Experimentar ansiedad es una parte normal de la vida y, en ocasiones, puede ser incluso útil. Sin embargo, para muchas personas, cuando esos sentimientos de ansiedad se vuelven demasiado frecuentes en su vida diaria, pueden causar una miríada de problemas como inhibición, evitación de ciertas personas y lugares, así como manifestaciones de síntomas físicos. En los niños, estas experiencias de ansiedad pueden ser incluso peores porque los más pequeños pueden no comprender del todo lo que está ocurriendo y por qué se producen estos sentimientos.
Entonces, ¿cómo puede un padre determinar si la ansiedad que experimenta su hijo no es más que el nerviosismo normal del primer día de colegio o si se trata de algo más que hay que abordar? La clave está en saber a qué características hay que prestar atención y comprender las diferencias entre la ansiedad situacional normal y los tipos que son más intensos o persistentes.
¿Cuándo es un problema la ansiedad?
Los desencadenantes de la ansiedad pueden ocurrir y ocurrirán a todos los niños en algún momento. Situaciones como conocer a nuevos compañeros, la primera vez que se alejan de los padres o incluso los cambios de rutina pueden provocar sentimientos de inestabilidad y miedo. La diferencia entre lo que puede considerarse ansiedad normal y la de la variedad más grave es que en la primera el niño puede superar esos sentimientos y saber que todo irá bien y en la segunda, la ansiedad provoca tal nivel de malestar que el niño empieza a temer cualquier circunstancia en la que esas emociones puedan desencadenarse.
¿Cuáles son las causas de los trastornos de ansiedad?
Es totalmente comprensible que un padre se angustie al ver sufrir a su hijo y se pregunte si la ansiedad podría haberse evitado de algún modo. Sin embargo, hay varios factores que provocan ansiedad y es casi imposible señalar una razón exacta por la que le ocurre a unos y no a otros. Muchos niños pueden estar genéticamente predispuestos a la ansiedad, puede haber desequilibrios químicos que requieran medicación para tratarlos, mientras que otros pueden volverse ansiosos por experiencias vitales traumáticas, como una pérdida repentina o un abuso. A menudo puede tratarse de una combinación de factores que dificultan enormemente la prevención.
Tipos de ansiedad
Existen diferentes tipos de ansiedad que tienden a derivar de la raíz del miedo. Algunos de los más comunes en los niños son:
Ansiedad de separación
Muchos bebés y niños sufren algún tipo de ansiedad por separación cuando se separan de sus padres por primera vez, pero normalmente se sienten más cómodos con la nueva situación una vez que se acostumbran al cuidador temporal y ven que sus padres siempre vuelven. Sin embargo, cuando un niño nunca supera este miedo a la separación, puede convertirse en un trastorno. A medida que el niño envejece, este miedo inherente puede conducir a un comportamiento excesivamente pegajoso con uno o ambos progenitores, así como a posibles rabietas o a la negativa rotunda a asistir al colegio, a fiestas de pijamas con compañeros o a otras actividades cuando el progenitor no está presente. A menudo, el niño lucha con miedos extremos sobre la seguridad de sus padres y la posibilidad de ser abandonado, y puede manifestar síntomas físicos como problemas estomacales e insomnio.
Ansiedad social
El trastorno de ansiedad social se produce cuando un niño tiene miedo a relacionarse con sus compañeros y a conocer gente nueva. A menudo, los niños tímidos o más introvertidos pueden confundirse con ansiosos sociales. Sin embargo, en esos casos, puede que no se trate de que tengan miedo a hablar y socializar con los demás, sino más bien de que puede resultar física y mentalmente agotador desde el punto de vista de la sobreestimulación. Con la ansiedad social, existe un miedo inherente a ser juzgado que hace que el niño evite situaciones en las que se siente vulnerable a la opinión que los demás tienen de él. A menudo, estos temores llegan a ser tan extremos que es bastante común que el niño evite por completo los acontecimientos sociales. Otros comportamientos que se observan a menudo en los niños con ansiedad social son tartamudear o hablar deprisa a los demás y tener pocos amigos, o ninguno, aparte de los miembros de la familia.
Ansiedad generalizada
Los niños con trastorno de ansiedad generalizada no tienen un miedo específico que les provoque ansiedad, sino muchos. Puede ser especialmente frustrante para ellos porque no siempre saben por qué están ansiosos o cuál es la causa, pero a menudo tienen que lidiar con una sensación constante de estar al límite. Como su cuerpo nunca descansa de este estado de alerta, es frecuente que los niños con trastorno de ansiedad generalizada se sientan letárgicos e inquietos. Además, las dificultades de concentración y el insomnio son síntomas habituales que hay que tener en cuenta.
Trastorno de pánico
El trastorno de pánico suele acompañar a otros tipos de trastornos de ansiedad, pero se presta a síntomas más físicos. Cuando aparece el pánico se produce lo que se conoce como ataque de ansiedad. Estos ataques se producen cuando la ansiedad se vuelve demasiado extrema y provoca síntomas físicos bruscos como dificultad para respirar, taquicardia y una sensación de "hormigueo" que se extiende a las extremidades y la cara. Estos ataques son más frecuentes en adolescentes que en niños pequeños, pero pueden ser una experiencia absolutamente aterradora, sobre todo la primera vez que se produce uno y no saben lo que está pasando.
Trastorno obsesivo compulsivo
Los niños que padecen el trastorno obsesivo-compulsivo (TOC) intentan aliviar su ansiedad siguiendo reglas autoimpuestas que deben cumplir para sentirse a gusto. Muchos piensan que la obsesión y las compulsiones son lo mismo, pero lo que suele ocurrir es que una persona lucha contra pensamientos obsesivos y, para dominar la obsesión, necesita realizar una acción o un ritual para mantenerla a raya, aunque sólo temporalmente. Esto se convierte en un ciclo en el que la obsesión fuerza la acción compulsiva, pero el TOC puede diagnosticarse sólo con un componente obsesivo o con un componente compulsivo por separado.
Fobias específicas
Es universal tener algún tipo de miedo. Ya sean arañas, alturas, ruidos fuertes o miedo a la oscuridad. Todo esto forma parte del ser humano, pero el problema viene cuando un miedo concreto empieza a causar angustia en las actividades cotidianas. Es entonces cuando el miedo se convierte en fobia. Las fobias son miedos extremos ligados a una cosa, persona o situación concreta. Cuando aparecen las fobias, al niño le resulta difícil consolarse o tranquilizarse cuando se enfrenta al tema del miedo. Llegará un punto en que el niño hará cualquier cosa para evitar enfrentarse a él porque le produce una gran ansiedad.
¿Cómo se diagnostica la ansiedad?
Los trastornos de ansiedad son diagnosticados por terapeutas que consultan el DSM-5, que es el método estándar de clasificación de los trastornos mentales. El terapeuta hablará con el niño y le hará preguntas para comprender mejor las luchas que atraviesa y tomará notas mientras le escucha para hacer un diagnóstico adecuado.
Tratamiento de la ansiedad
Una vez establecido el diagnóstico, el terapeuta puede recomendar una cita con un psiquiatra si considera que la medicación puede ser útil para tratar un posible desequilibrio químico en el cerebro, pero esto puede ocurrir más a menudo con los adolescentes. En el caso de los niños, una forma habitual de tratar la ansiedad es la terapia cognitivo-conductual (TCC ).
La TCC es un tipo de terapia que se centra en hablar y adquirir habilidades para reeducar patrones de pensamiento perjudiciales que conducen a la ansiedad. La TCC enseña a los niños que sus acciones y pensamientos afectan directamente a cómo se sienten y que la exposición a sus miedos hace que, con el tiempo, el propio miedo sea menos intimidatorio.
Cómo ayudar a un niño con ansiedad
Como padre, hay muchas formas de ayudar a calmar a su hijo cuando tiene problemas de ansiedad. El primer paso sería encontrar un terapeuta cualificado y trabajar con él para aprender formas de ayudar a su hijo que vayan de la mano con los métodos que se enseñan en la terapia. Hable con su hijo cuando esté disgustado y escuche sus preocupaciones. Dígale que lo comprende y trabaje para establecer una conexión que le demuestre que acudir a usted es una opción segura y útil. Puede haber momentos en los que parezca que se avanza un paso y se retrocede dos, pero la paciencia es la clave, ya que la terapia y las nuevas habilidades pueden tardar un tiempo en ser efectivas.
Cómo Care Options for Kids ayuda a los niños a superar la ansiedad
En Care Options for Kids nuestro objetivo es ayudar a los niños a alcanzar sus metas y prosperar tanto por dentro como por fuera. Nuestros clínicos trabajan con las familias y otros terapeutas para ayudar a asegurar que una estrategia cohesiva se utiliza para crear un ambiente seguro y familiar. Esto disminuye la ansiedad del niño, ya sea en terapia ocupacional, del habla o física, ¡el niño puede centrarse en el progreso sin miedo!
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