La enfermería es una profesión estrechamente vinculada a la ética. Al asumir una función que implica atender a personas enfermas o lesionadas, cualquier enfermero que haga su trabajo de buena fe estará ayudando a la gente.
Los enfermeros pueden encontrarse a menudo con dilemas sobre cuál es el curso de acción más correcto y ético. Cada situación es única y a menudo no hay respuestas claras, pero la siguiente guía puede ayudarte a entender mejor algunos ejemplos comunes de dilemas éticos en enfermería y la mejor manera de manejarlos.
Comprender la ética enfermera y los dilemas éticos
La ética es cualquier conjunto de principios morales que guían el comportamiento de una persona o la forma en que realiza una actividad como, por ejemplo, un trabajo. La ética enfermera forma parte del concepto más amplio de ética médica, que ayuda a los profesionales de la medicina a entender lo que está bien y lo que está mal en la medicina clínica. La Asociación Americana de Enfermería establece específicamente la ética enfermera en su Código Ético para Enfermeras, que contiene nueve disposiciones, entre ellas la compasión y el respeto por los pacientes, la defensa del paciente y el deber hacia uno mismo, entre otras directrices.
Como en cualquier profesión, los dilemas éticos pueden surgir cuando una situación presenta la disyuntiva de romper o comprometer un valor ético frente a otro. Los trabajos son complejos y, aunque lo correcto puede ser obvio en algunas situaciones, en otras no lo es tanto. Ser capaz de reconocer estos dilemas cuando surgen puede aclarar un poco más la navegación y, con suerte, tomar la mejor decisión posible.
4 ejemplos de dilemas éticos comunes en enfermería
Los dilemas éticos pueden producirse en cualquier lugar donde ejerza una enfermera, desde el hospital a la clínica, pasando por el hogar. Los siguientes dilemas éticos representan algunos de los enfrentamientos más comunes que las enfermeras encuentran en cualquier entorno.
1. Ayudar a un paciente cuyas creencias chocan con el consejo médico
Ya sea por creencias personales o por terquedad, muchos pacientes pueden mostrarse reacios o incluso rechazar un tratamiento médico recomendado que una enfermera ha recibido la orden de administrar. Por ejemplo, un paciente puede rechazar la medicación para el dolor por miedo a convertirse en adicto o porque no quiere estar somnoliento. Esto plantea un dilema al enfermero, que debe elegir entre la comodidad del paciente y sus propios deseos.
Solución: En última instancia, siempre que el paciente tome una decisión informada y consciente y que no ponga en peligro su vida ni la salud de nadie, los enfermeros suelen estar éticamente obligados a respetar los deseos del paciente de rechazar la medicación o el tratamiento. En caso de duda, busque siempre la orientación de un supervisor, director o médico.
2. Ocultar información para salvar a un paciente de la angustia
Si una enfermera se entera de un diagnóstico o de otra información sanitaria que sabe que podría causarle preocupación y ansiedad, puede resultar tentador retener esa información para evitarle estrés. Por ejemplo, si un paciente no comprende todo el alcance de una afección concreta que le han diagnosticado, pero a usted le preocupa que darle más información sólo consiga alterarle más e inhibir el tratamiento.
Solución: Las enfermeras están éticamente obligadas a educar a los pacientes para ayudarles a tomar decisiones informadas sobre el tratamiento. Ocultar información importante puede perjudicarles más a largo plazo y causarles más angustia en el futuro. Recuerde siempre sus habilidades de enfermería terapéutica y utilice la empatía y la compasión cuando hable con pacientes ansiosos.
3. Tener que elegir entre pacientes
La limitación de recursos es una realidad con la que se encuentran todas las enfermeras, y algunas tienen que tomar decisiones difíciles por ello. No es infrecuente encontrarse en una situación en la que parece que para proporcionar a un paciente los cuidados que necesita hay que privar a otro de unos cuidados igualmente esenciales.
Solución: Este es un dilema ético que requiere un juicio cuidadoso y respetuoso por parte de la enfermera, así como la colaboración con médicos, gestores y otros miembros del equipo. Si se les presenta una situación como ésta, las enfermeras deben intentar tomar una decisión de buena fe basada en las necesidades del paciente y en su estado de salud actual. En los casos más difíciles, la atención puede reducirse al orden de llegada si los demás factores son iguales.
4. Límites profesionales y personales
Se supone que los enfermeros deben mantener un muro entre su vida profesional y personal, y que las relaciones y emociones personales no deben dictar los cuidados ni la toma de decisiones. A pesar de ello, puede haber situaciones en las que una enfermera se encuentre casualmente con un paciente que conoce personalmente, o con un paciente actual en una situación social o en las redes sociales. Podría surgir un dilema ético si se desarrolla o existe una relación personal profunda con un paciente al que se está ayudando actualmente en cualquier capacidad.
Solución: Es importante establecer con delicadeza los límites con un paciente que pretende convertir la relación enfermera-paciente en una relación personal. Si el paciente persiste más allá de lo que usted considera una relación ética, informe de ello a su supervisor o director y solicite que se reasigne el paciente a otra enfermera, si es posible.
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