Tanto si tu hijo tiene 12 meses como 12 años, ser quisquilloso con la comida puede ser una situación muy estresante a la hora de comer. Por cada niño que se alimenta felizmente con una dieta equilibrada de frutas, verduras, cereales y proteínas, hay otro que se pasa la vida comiendo solo galletas saladas durante meses y meses. Como los niños son muy quisquillosos, ¿cómo saber si se trata de una fase o de algo de lo que hay que preocuparse? A continuación se enumeran algunos mitos comunes que hay que tener en cuenta cuando se trata de los niños y la comida.
5 mitos comunes sobre la alimentación y los niños
1. "Espera a que crezca, ¡ya se le pasará!".
Aunque algunos niños "lo superan", otros no. De hecho, alrededor del 25% de los niños desarrollan un trastorno de la alimentación, que influye en su disposición a comer nuevos alimentos a medida que crecen. Al igual que caminar, correr o hablar, la alimentación es un proceso de desarrollo y debe abordarse si el picoteo persiste durante algún tiempo.
2. "Comerá cuando tenga hambre" o "¡No se morirá de hambre!".
Si un niño padece un trastorno de la alimentación, el simple hecho de sentir hambre no le hará superar sus temores a probar nuevos alimentos. Además, utilizar la estrategia de "ya comerá cuando tenga hambre" podría disparar la ansiedad de un niño hambriento, disminuyendo a menudo su apetito. Los niños que comen poca cantidad de alimentos podrían verse privados de una nutrición adecuada, que afecta a todo, desde la altura y el peso hasta el crecimiento del cerebro.
3. "Todos los niños son quisquillosos"
A algunos niños se les da bien deletrear, a otros no. A algunos se les da bien el béisbol, a otros no. Del mismo modo, algunos niños son buenos comedores y otros no.
4. "Ser quisquilloso con la comida es culpa de los padres"
Como ya se ha dicho, la alimentación forma parte del desarrollo natural del niño, pero también hay un componente genético. A menudo, no importa lo que hagas o dejes de hacer a la hora de alimentar a tus hijos: pueden surgir problemas y trastornos.
5. "Odia el brócoli (o las naranjas o el yogur o los boniatos)"
Los estudios demuestran que los niños necesitan probar un alimento nuevo entre 15 y 20 veces antes de comerlo. Así que, el hecho de que tu hijo odiara el brócoli la semana pasada no significa que vaya a volver a odiarlo hoy. Introducir alimentos de formas nuevas -como guarnición, mezclados en una receta o servidos cocidos en lugar de crudos- son formas estupendas de reintroducir un alimento que de otro modo no le gustaría.
A veces, ser quisquilloso con la comida ES sólo una fase, pero si su hijo se aferra repetidamente a sólo un puñado de alimentos y se niega a aventurarse fuera de su zona de confort con respecto a nuevos sabores y texturas, póngase en contacto con Care Options for Kids para una evaluación de la alimentación.