Aunque la escoliosis pediátrica puede causar algunos retos y dificultades, muy a menudo es una afección manejable. En muchos casos, los niños diagnosticados de escoliosis pueden disfrutar de actividades normales con un impacto mínimo en su calidad de vida.
Compartimos la siguiente guía para ayudarle a obtener más información sobre la escoliosis pediátrica, incluidas las causas, las opciones de tratamiento y cómo satisfacer las necesidades de atención de su hijo. El objetivo es ayudarle a tomar decisiones informadas y seguras con el mejor resultado posible para la salud y el bienestar de toda su familia.
¿Qué es la escoliosis?
La escoliosis es una afección en la que la columna vertebral presenta una curvatura lateral anormal. Normalmente se diagnostica cuando la curvatura es superior a 10 grados.
Los médicos suelen clasificar la escoliosis en una escala de leve a grave. Los casos más leves suelen requerir poco o ningún tratamiento, aparte de un seguimiento. Los casos graves pueden causar síntomas más debilitantes que requieren tratamientos como corsés y fisioterapia.
La escoliosis es relativamente rara y afecta aproximadamente al 2% de la población. Aunque es más frecuente en adolescentes de 10 a 17 años, la escoliosis también puede afectar a niños de cuatro a nueve años, en los que se diagnostica como escoliosis pediátrica.
Causas de la escoliosis pediátrica: ¿Es hereditaria la escoliosis?
La forma más común de escoliosis es la escoliosis idiopática, lo que significa que se desconoce su causa. Dado que los antecedentes familiares son un factor de riesgo importante para la escoliosis pediátrica, es probable que la genética y la herencia desempeñen un papel en el desarrollo de esta afección.
En raras ocasiones, la escoliosis pediátrica también puede estar causada por un defecto congénito que provoque una curvatura anormal de la columna vertebral.
La escoliosis infantil también puede estar causada por problemas neuromusculares que afectan a las estructuras de soporte de la columna vertebral y provocan su curvatura. Esta forma de escoliosis pediátrica puede darse en niños con afecciones como espina bífida, distrofia muscular y parálisis cerebral.
Síntomas de la escoliosis pediátrica
Los niños con escoliosis suelen presentar los siguientes síntomas:
- Hombros, caderas y cintura desiguales
- Inclinación visible cuando se está de pie
- Diferentes longitudes de pierna
- Omóplatos prominentes
- Marcha irregular
La escoliosis no suele ser dolorosa, pero en raras ocasiones puede causar compresión nerviosa y provocar síntomas como dolor punzante, hormigueo, entumecimiento y debilidad muscular.
Pruebas y diagnóstico de la escoliosis pediátrica
Dado que puede ser fácil pasar por alto la escoliosis pediátrica y adolescente, en muchos colegios se realizan cribados para identificar a los niños que pueden padecer esta afección. Los pediatras también pueden detectar la escoliosis en las revisiones periódicas.
Los médicos y los profesionales sanitarios que detectan síntomas de escoliosis en niños suelen seguir los siguientes pasos para confirmar el diagnóstico:
- Revisar el historial médico personal y familiar
- Hablar de los síntomas y de cómo afectan a las actividades cotidianas.
- Realizar evaluaciones físicas, como una prueba de flexión hacia delante, para medir la curvatura y la alineación de la columna vertebral.
- Tomar imágenes diagnósticas como una radiografía o una resonancia magnética (RM) para identificar la ubicación exacta y el grado de curvatura.
Tratamiento y control de la escoliosis pediátrica
La escoliosis pediátrica no es curable, y el objetivo del tratamiento suele ser controlar los síntomas, mejorar la movilidad y ralentizar la progresión de la curvatura.
En los casos más leves, es posible que los niños con escoliosis pediátrica sólo necesiten un seguimiento regular durante las visitas periódicas al médico para asegurarse de que la afección es estable.
En los casos más graves, los pediatras y especialistas en ortopedia pueden recomendar corsés para ayudar a estabilizar la columna vertebral y mejorar la postura y la movilidad. La fisioterapia también puede ayudar a mejorar la postura, fortalecer los músculos de sostén y aumentar la movilidad.
La cirugía puede recomendarse si la afección empeora o causa dolor debilitante o problemas de movilidad, aunque no es un tratamiento habitual para la escoliosis pediátrica.
Vivir con escoliosis pediátrica
Por lo general, se anima a los niños con escoliosis pediátrica a mantenerse lo más activos físicamente posible. El ejercicio puede ayudar a mejorar el bienestar, la fuerza general, la autoestima y la forma física. Por lo general, los niños con escoliosis pediátrica también pueden practicar deportes sin contacto y de bajo impacto. Hable con su médico sobre el nivel de actividad más adecuado para el diagnóstico específico de su hijo.
Cuidar a un niño con escoliosis
Excepto en los casos más graves, la escoliosis pediátrica no conlleva grandes necesidades de cuidados a largo plazo para los niños. Los padres deben esperar citas periódicas para controlar la afección; la fisioterapia tradicional puede ser beneficiosa en algunas situaciones.
Los casos de escoliosis grave con curvatura extensa pueden requerir cuidados y supervisión más estrechos, sobre todo en la escoliosis neuromuscular causada por espina bífida o distrofia muscular. Los niños en estas situaciones pueden necesitar ayuda para vestirse, alimentarse y realizar otras tareas cotidianas, además de requerir citas y sesiones de tratamiento más frecuentes.
Las familias con grandes necesidades asistenciales y apretadas agendas suelen beneficiarse del apoyo de los servicios de asistencia sanitaria pediátrica a domicilio. Los profesionales sanitarios a domicilio pueden ayudar con una amplia gama de necesidades asistenciales a los niños con escoliosis pediátrica, como acompañarles a las citas, ayudarles con las actividades físicas y administrarles la medicación.
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