Todos sabemos que necesitamos vitaminas y minerales. Convierten los alimentos en energía, reparan el daño celular y refuerzan el sistema inmunitario, por nombrar sólo algunos beneficios. También se sabe que las mejores fuentes de vitaminas son la fruta, la verdura y el sol. Pero más allá de ese conocimiento básico, hay mucha información sobre lo importantes que son realmente para el bienestar general. En concreto, la vitamina D es esencial para la salud de muchas funciones del organismo, especialmente en los niños.
El papel de la vitamina D en la salud general
La vitamina D es una vitamina liposoluble. Esto significa que se almacena en el tejido adiposo, las células y el hígado hasta que el cuerpo la necesita, a diferencia de las vitaminas hidrosolubles, que se disuelven en agua y se eliminan del organismo con la orina. Son muchas las razones por las que la vitamina D es tan importante:
- Reduce la inflamación
- Ayuda a controlar las infecciones
- Previene los calambres y espasmos musculares
- Ayuda al organismo a absorber y retener el calcio y el fósforo, dos componentes cruciales para la salud ósea.
Por lo tanto, la vitamina D es esencial para garantizar la salud ósea y muscular, así como para mantener el sistema inmunitario lo más sano posible. De hecho, la vitamina D puede ayudar a prevenir las enfermedades cardiacas y el crecimiento de ciertas células cancerosas. Y, dado que los niños pueden ser más propensos a caídas y lesiones, la vitamina D puede ayudar a que los huesos se curen más rápidamente.
Pocos alimentos contienen vitamina D de forma natural. Sin embargo, puede encontrarse en cereales enriquecidos, leche de soja, pescados grasos, champiñones portobello y yemas de huevo. Dicho esto, el cuerpo humano produce vitamina D de forma natural cuando se expone regularmente a la luz solar. Si su hijo pasa la mayor parte del tiempo en interiores, es importante proporcionarle alimentos enriquecidos con vitamina D y/o suplementos.
Ciertas afecciones médicas también pueden hacer que un niño necesite aún más vitamina D, sobre todo los niños con fibrosis quística o celiaquía, o los que han sufrido múltiples fracturas óseas. Si tu hijo padece alguna de estas dolencias, habla con su pediatra sobre cuál sería la cantidad adecuada de vitamina D.
Causas del déficit de vitamina D
Hay varios factores que pueden contribuir a que un niño tenga un déficit de vitamina D. Entre los más comunes se incluyen:
- Dietas pobres en vitamina D
- Fibrosis quística, enfermedad de Crohn y celiaquía
- Obesidad
- Trastornos gastrointestinales
- Enfermedades renales y hepáticas
- Determinados medicamentos
- Niños que no pasan suficiente tiempo al aire libre (movilidad deficiente)
- Piel oscura: debido a los altos niveles de melanina, que disminuye la capacidad de la piel para producir vitamina D en respuesta a la luz solar.
Signos y síntomas de la carencia de vitamina D en los niños
Los síntomas de la carencia de vitamina D pueden variar de un niño a otro. De hecho, es posible que algunos niños ni siquiera experimenten síntomas durante mucho tiempo. Sin embargo, los más frecuentes son los siguientes:
1. Raquitismo
El raquitismo se refiere al reblandecimiento de los huesos. Cuando un niño padece raquitismo, experimenta retraso en sus habilidades motoras, debilidad muscular, engrosamiento de muñecas y tobillos y/o proyección del esternón.
2. Enfermarse a menudo
La vitamina D actúa en el sistema inmunitario para combatir las infecciones. Por lo tanto, tener una deficiencia puede provocar repetidos ataques de resfriado común, gripe, bronquitis y/o neumonía.
3. Las heridas tardan demasiado en cicatrizar
La vitamina D favorece la creación de un péptido antimicrobiano conocido como catelicidina que ayuda al organismo a cicatrizar las heridas. No crear suficiente cantidad de este péptido también aumenta el riesgo de infección en las heridas.
4. Dolor de huesos y fracturas excesivas
Otro signo revelador de niveles bajos de vitamina D es el dolor óseo, sobre todo en la zona lumbar y/o las piernas. Puede ser tan intenso que despierte al niño por la noche. Si su hijo es un bebé o un niño pequeño, la carencia continuada de vitamina D podría provocar retrasos en el desarrollo y/o deformidades.
5. Depresión
La vitamina D es esencial para la función cerebral, y no obtener la suficiente podría provocar problemas de salud mental, concretamente en la zona del cerebro asociada a la depresión. Y como es frecuente que los niños deprimidos eviten jugar con otros niños o hacer ejercicio al aire libre, les resulta más difícil obtener cantidades adecuadas de luz solar.
Diagnóstico y tratamiento del déficit de vitamina D en niños
La carencia de vitamina D se diagnostica mediante análisis de sangre. Su hijo no necesitará ayunar ni hacer nada más para prepararse para la prueba. Los pediatras pueden recomendar la realización de pruebas aunque el niño no haya experimentado ningún síntoma si presenta un riesgo elevado de tener niveles bajos de vitamina D.
Una vez confirmado que un niño tiene carencia de vitamina D, el pediatra le recomendará comer más alimentos con esta vitamina, pasar más tiempo al aire libre y tomar suplementos de vitamina D. Hay distintas formas de suplementos: algunos son de venta libre, mientras que otros necesitan receta médica. El pediatra le dirá cuál es el más beneficioso para su hijo.
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