La infancia es una época emocionante de aprendizaje y exploración; a lo largo de los primeros años, los niños aprenden importantes habilidades y hábitos que llevarán consigo toda la vida. ¿Entre esas cosas importantes que aprendemos de niños? Una alimentación sana. ¿Sabías que lo que tu hijo come ahora determina su salud en los años venideros? Por suerte, las investigaciones demuestran que puedes guiar a tus hijos hacia un futuro más saludable ayudándoles a establecer buenos hábitos alimentarios mientras son pequeños.
Introducir nuevos alimentos
Una forma fácil de introducir a los niños en un montón de alimentos nuevos es elegir al menos una comida al día para comer juntos en familia. Tómese este tiempo en familia no sólo para estrechar lazos, sino también para dar ejemplo a sus hijos de lo que significa comer alimentos sanos. A los niños les ENCANTA imitar, así que si te ven comer brócoli, lo más probable es que ellos también quieran probarlo.
Fomentar una alimentación sana
¿Otro truco fácil para fomentar una alimentación sana? Crear un hogar lleno de tentempiés saludables listos para comer. A los niños les entra hambre todo el tiempo, y si hay cosas sanas a mano, lo más probable es que las tomen. Corta frutas y verduras y guárdalas en recipientes fáciles de ver. Llena la nevera de queso y yogur desnatados y la despensa de galletas integrales y frutos secos. Las opciones son infinitas, y a veces basta con hacer accesibles estos tentempiés para que un pequeño pida un bocado sano en lugar de un dulce.
Un error que cometen muchos padres es negociar con sus hijos: ¡no caigas en esta trampa! Por ejemplo, no le diga a su hijo "si te comes esas judías verdes, puedes comer helado". Los sobornos de este tipo transmiten a tu hijo el mensaje de que las judías verdes no son buenas.
Las bebidas dulces suelen estar cargadas de azúcar y calorías, y pueden llenar el pequeño estómago de un niño y dejarle sin apetito para una comida adecuada. Evita los zumos -e incluso la leche- justo antes de las comidas para que tu hijo tenga espacio suficiente para los alimentos que le vayas a servir.
Por último, ten paciencia. Los estudios demuestran que los niños tienen que probar un alimento nuevo un mínimo de 10-15 veces antes de que les guste (más información sobre ser quisquilloso con la comida frente a necesitar terapia de alimentación). Si lo piensas, es una locura. Ni que decir tiene que si le presentas el brócoli a tu hijo y éste distorsiona la cara y lo escupe, puedes estar tranquilo. Lo más probable es que le guste en el futuro. Además, al igual que los adultos, los niños tienen gustos específicos. Siga presentando a sus hijos una gama de alimentos sanos y coloridos y, con el tiempo, seguro que algunos de ellos se convertirán en favoritos.