Las crisis mioclónicas son de las más fáciles de pasar por alto. Los movimientos rápidos y espasmódicos que caracterizan a este tipo de crisis pueden incluso confundirse con un simple tic o un movimiento descoordinado. Aunque pueden ser difíciles de identificar, estos episodios pueden representar una afección subyacente grave y requieren tratamiento y cuidados específicos.
Tanto si a su hijo le han diagnosticado un trastorno que provoca convulsiones mioclónicas como si está investigando las posibles causas de episodios convulsivos inexplicables, la siguiente guía puede ayudarle. Esta descripción general de las convulsiones mioclónicas, incluidos los signos, síntomas, causas, tratamiento y opciones de atención, está diseñada para ayudarle a comprometerse más con la salud de su hijo.
Informarse puede ayudarle a colaborar estrechamente con los médicos y otros profesionales de la atención continuada en la búsqueda de los mejores resultados posibles para su familia.
¿Qué es una crisis mioclónica?
Al igual que otros tipos de crisis, las mioclónicas están causadas por una alteración de las señales eléctricas en el cerebro. Cuando esto ocurre, pueden producirse problemas sensoriales, cognitivos y motores.
El término mioclónico tiene su origen en "myo", que significa músculo, y "clonus", que es básicamente un estado de contracción y relajación rápidas, o sacudidas. Así pues, durante una crisis mioclónica, los músculos se contraen o sufren espasmos rápidamente y luego se detienen.
Las crisis mioclónicas suelen ser muy breves, de uno o dos segundos de duración. Aunque son menos graves que otros tipos de convulsiones, algunos pueden experimentar convulsiones mioclónicas junto con otros tipos. Algunos niños que experimentan crisis mioclónicas pueden desarrollar crisis más pronunciadas en etapas posteriores de su vida.
Signos y síntomas de las crisis mioclónicas
En comparación con otros tipos de crisis, las mioclónicas no presentan los mismos signos de advertencia y suelen aparecer y desaparecer rápidamente. Los temblores o sacudidas suelen producirse en la cabeza, el cuello, los hombros y los brazos, aunque también pueden afectar a la parte inferior del cuerpo. Aunque a menudo se confunden con tics o incluso con torpeza, los signos más reveladores de las crisis mioclónicas son:
- Sacudidas musculares rápidas e incontroladas
- Movimientos rítmicos y espasmódicos
- Movimientos torpes o descoordinados
Los niños que sufren una crisis mioclónica no suelen perder el conocimiento y vuelven a la normalidad inmediatamente después del episodio. Por lo general, no se necesitan primeros auxilios y el riesgo de caídas, traumatismos craneoencefálicos u otras autolesiones es relativamente bajo. Las crisis mioclónicas pueden ocurrir de una en una o en grupos.
Causas de las crisis mioclónicas
La epilepsia es una de las causas subyacentes más comunes de las crisis mioclónicas y, en estos casos, es probable que los niños experimenten crisis mioclónicas junto con otros tipos. Otros trastornos convulsivos específicos relacionados con las crisis mioclónicas son la epilepsia mioclónica, el síndrome de Lennox-Gastaut y una enfermedad muy poco frecuente conocida como epilepsia mioclónica progresiva.
La causa de estos trastornos no se conoce del todo, aunque la genética, los defectos cerebrales congénitos y los traumatismos craneoencefálicos pueden contribuir a ellos. Otras causas de convulsiones pueden ser la falta de oxígeno, los tumores cerebrales y las infecciones cerebrales.
Si su hijo experimenta cualquier tipo nuevo de convulsión, es importante recibir un diagnóstico inmediato para recibir el tratamiento adecuado e intentar determinar la causa subyacente.
Diagnóstico de las crisis mioclónicas
Al igual que otras formas de convulsiones, los médicos suelen seguir estos pasos para diagnosticar las convulsiones mioclónicas:
- Revisar cuidadosamente el historial médico, incluido el historial médico familiar
- Hacer preguntas sobre las convulsiones, incluyendo cuándo y cómo es más probable que se produzcan.
- Realizar una exploración física que incluya pruebas de movimiento
- Pedir pruebas diagnósticas, en particular resonancias magnéticas (RM) y electroencefalogramas (EEG) para detectar patrones cerebrales característicos o descartar otras causas.
Opciones de tratamiento de las crisis mioclónicas
Las crisis mioclónicas son muy manejables, pero debido a la naturaleza muy variable de los tipos de crisis y su frecuencia, el tratamiento suele variar de un paciente a otro. En la mayoría de los casos, los médicos recetan medicamentos anticonvulsivos. Otros tratamientos habituales son la estimulación nerviosa, las modificaciones de la dieta y asegurarse de que los niños duerman lo suficiente y tengan un entorno sin estrés.
El asesoramiento también puede ayudar a los niños a gestionar con éxito cualquier problema de comportamiento, emocional o de desarrollo que pueda estar relacionado con las crisis mioclónicas y otras afecciones relacionadas.
Cuidar a un niño con crisis mioclónicas
Dependiendo del alcance de las crisis, muchos niños que padecen crisis mioclónicas también tienen necesidades de atención únicas. Para un gran número de familias, los servicios pediátricos a domicilio desempeñan un papel fundamental a la hora de satisfacer las necesidades de sus pequeños. Los servicios para niños que sufren convulsiones pueden incluir la gestión de medicamentos y dosis, apoyo nutricional, proporcionar un entorno seguro y supervisado, y acompañar a los niños a las citas con médicos u otros especialistas según sea necesario.
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