Iris Ten es enfermera y cuidadora a domicilio de J.G., de 8 años. Se conocieron en mayo de 2019, cuando la mamá de J.G. buscó a alguien que la ayudara a cuidar a su hijo, que tiene distrofia muscular, no habla y tiene una traqueotomía. J.G. recibe educación en casa y su madre se queda con él todo el día para cuidarlo. Sin embargo, como necesita que alguien le tome las constantes vitales cada dos horas, además de medicación regular y alimentación por sonda, pidió ayuda a Care Options for Kids. Iris describe su experiencia con J.G.
"Es un niño muy inteligente", empieza. "Aunque no habla, tiene un iPad con muchas aplicaciones educativas. Una de ellas le muestra palabras mezcladas y una imagen. Tiene que emparejar la imagen con las palabras que la describen. Siempre acierta", se maravilla.
Cuidar de J.G. requiere vigilancia las 24 horas del día, pero también incluye muchos momentos divertidos juntos. "Llego a su casa por la mañana y su madre ya lo ha levantado y vestido. Dice que él sabe cuándo voy a venir, así que me espera y me mira, lo cual es muy bonito". Iris explica que, en un turno normal, le da la medicación, le limpia el estoma, lo alimenta, lo hidrata con una sonda nasogástrica y lo baña. También dedican tiempo a que J.G. juegue y vea sus películas favoritas. "Tiene una mesita donde le encanta jugar con bloques o Legos y hacer puzzles conmigo. También le encanta ver las películas de Toy Story, ¡y siempre llora en las partes tristes! Es un niño tan dulce. A veces adelanto las escenas que le ponen triste, pero otras veces las vemos enteras. También le encanta Ice Age. Se sienta en mi regazo y hemos visto todas esas películas tantas veces que ya he memorizado muchos de los diálogos y todas las canciones", ríe.
También le impresiona cómo, a pesar de que no habla, encuentra formas de hacerle saber exactamente lo que quiere. "El otro día quería salir a pasear, y puede hacerlo con un andador. Así que se acercó a mí en la cocina y empezó a gritar y a hacerme señas para que le siguiera. Llegó a la puerta principal, me cogió la mano y la puso en el pomo. Eso me encanta. Me encanta que encuentre formas de contarnos cosas. Sabe tanto".
A Iris le encanta describir la conexión que tiene con J.G. "Es un chico muy cariñoso. Se da cuenta cuando alguien se preocupa de verdad por él. A veces está sentado en el suelo, jugando con uno de sus juguetes, y entonces se arrastra hasta mí, se levanta agarrándose a los muebles y me da un gran abrazo de oso. Es muy bonito poder dar a los niños el cariño y la atención que se merecen".
Cuando se le pregunta qué le hizo decidirse por la carrera de enfermería, su voz se vuelve sombría. "Cuando tenía once años, mi abuela enfermó de cáncer. Yo volvía del colegio y ayudaba a cuidarla. Más tarde, de joven, mi otra abuela también tuvo cáncer. Así que me encargué de cuidarla lo mejor que pude. Con el tiempo, empecé a pensar en estudiar enfermería para poder ayudarla mejor. Por desgracia, falleció antes de que me graduara. Pero siempre me acuerdo de las dos y, desde que empecé mi carrera, miro a cada uno de mis pacientes como si fueran miembros de mi propia familia. Los trato con amor, cuidado y compasión. Definitivamente, nací para esto".