Convulsión focal es un término que ha venido a sustituir a convulsión parcial para describir uno de los dos grupos principales de convulsiones. Las crisis pueden clasificarse como crisis generales o focales, dependiendo de la parte del cerebro en la que se originen.
Si su hijo ha empezado a sufrir convulsiones o se enfrenta a un nuevo tipo, puede ser una experiencia aterradora y confusa. La siguiente información puede ayudarle a comprender mejor las convulsiones focales, incluidos los tipos, los signos, el tratamiento y las necesidades de atención.
¿Qué es una crisis epiléptica focal?
Una crisis focal describe cualquier crisis que comienza en una parte del cerebro. Es distinta de una crisis general, que abarca todo el cerebro. Una crisis focal puede convertirse en una crisis general.
Estas convulsiones suelen ser de breve duración y suelen tratarse con medicación, terapia dietética y otras opciones.
Tipos de crisis focales
Existen dos tipos principales de crisis focales: las crisis focales simples, también denominadas auras o crisis focales de inicio consciente, y las crisis focales complejas, también conocidas como crisis focales de inicio consciente alterado.
El tipo de convulsión focal que se experimenta afecta a la duración, los síntomas específicos y el potencial de lesión o peligro. Las características de estos tipos de convulsiones focales incluyen:
- Crisis focales simples: Estas crisis, o auras, no implican pérdida de conciencia, pero pueden implicar problemas sensoriales, problemas motores, cambios en la tensión arterial o el ritmo cardiaco y cambios en el estado de ánimo, como ansiedad o incluso deja vu. Los médicos pueden identificar en qué parte del cerebro se desarrollan las crisis focales simples en función de los síntomas. Por ejemplo, si las habilidades motoras se ven más afectadas en un lado del cuerpo, es un indicador de en qué parte del cerebro se está produciendo la crisis focal.
- Crisis focales complejas: Las crisis focales complejas suelen ir precedidas de una crisis focal simple. Estas crisis implican una pérdida de conciencia acompañada de movimientos repetitivos automatizados, como relamerse los labios, morderse, gruñir o gritar. Las crisis focales complejas suelen desarrollarse en el lóbulo frontal o en el lóbulo temporal del cerebro.
Ambos tipos de crisis focales suelen desaparecer en un breve periodo de tiempo, entre dos y cinco minutos. Las crisis focales pueden ser autónomas o convertirse en crisis generalizadas, incluidas las crisis tónico-clónicas, que son las que la mayoría de la gente asocia con esta enfermedad.
Signos de convulsiones focales
Los primeros signos de una convulsión focal pueden incluir la mirada perdida, cambios en el estado de ánimo o experimentar anomalías sensoriales como percibir un olor. Reconocer estos signos puede ayudar tanto a la persona que sufre una crisis como a sus cuidadores u otras personas a prepararse en la medida de lo posible.
Causas de las crisis focales
Si algún niño empieza a experimentar convulsiones o síntomas similares a las convulsiones, debe recibir atención médica inmediata para diagnosticar la causa y desarrollar un plan de tratamiento. Las convulsiones focales pueden deberse a la epilepsia, a otros trastornos convulsivos o a causas totalmente distintas. Es esencial que un médico descarte posibles problemas cerebrales.
Diagnóstico de las crisis focales
Al igual que otros tipos de convulsiones, los médicos llevarán a cabo una serie de pasos para identificar las posibles causas y descartar otras afecciones. Los pasos diagnósticos para las crisis focales incluyen:
- Preguntas sobre los síntomas específicos y el inicio de la crisis focal
- Una revisión del historial médico y de salud del niño, así como del historial familiar.
- Un examen físico
- Pruebas diagnósticas como electroencefalografía (EEG) o resonancia magnética (RM) para detectar la función cerebral y descartar otras afecciones.
Opciones de tratamiento de las crisis focales
En la mayoría de los casos, las convulsiones, tanto focales como generales, se tratan con una combinación de las siguientes opciones:
- Medicamentos anticonvulsivos, como la etosuximida (Zarontin), la lamotrigina (Lamictal) y el ácido valproico (Depakene).
- Cambios en la dieta, como aumentar la ingesta de proteínas y grasas, que siempre deben realizarse bajo la estrecha supervisión de un médico o nutricionista titulado.
- Estimulación nerviosa eléctrica
- Asesoramiento para los problemas emocionales y de salud mental que puedan estar presentes como consecuencia de las convulsiones.
Cuidados de los niños con crisis focales
En muchas situaciones, los niños y las familias que sufren convulsiones suelen recurrir a los servicios de atención pediátrica a domicilio. Desde equilibrar los horarios hasta proporcionar cuidados de relevo, una enfermera cualificada y con experiencia puede proporcionar los cuidados y la atención que su hijo merece. Los servicios pueden incluir la dispensación y supervisión de la administración de la medicación, acompañar a los niños a las citas, proporcionar cuidados 1:1 y supervisar el entorno, y proporcionar tratamientos ordenados por el médico, como la evaluación y el tratamiento de las convulsiones.
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