Marzo de 2020 ha traído incertidumbre generalizada y malestar en todo el mundo con la pandemia de coronavirus. Además de la crisis sanitaria, los hospitales de varios países se están quedando sin suministros, y las pequeñas empresas de todo el mundo están preocupadas por su futuro. Con las recomendaciones de distanciamiento social de los Centros para el Control de Enfermedades (CDC) y las órdenes de quedarse en casa de las ciudades, son tiempos difíciles para todos.
Conozca a Holly Balmer, costurera local y propietaria de Seamstress HollyAnn, en Port Orange, Florida. Durante más de una década, ha estado dirigiendo su tienda haciendo sastrería personalizada, alteraciones nupciales y alquiler de esmoquin, por nombrar algunos. Cuando empezó el mes de marzo de 2020, empezó a preguntarse cómo podría cumplir con su parte de ciudadana responsable y mantener su negocio a flote. Como por arte de magia, recibió una llamada inesperada de Care Options for Kids. Recuerda aquella conversación inicial.
"Me preguntaron si podría hacer máscaras faciales para su empresa", afirma Holly, con incredulidad aún en la voz. "Llevo mucho tiempo haciendo trajes de etiqueta. Ha sido nuestro negocio familiar desde siempre. Pero nunca había hecho una mascarilla", recuerda. "Entonces, pensé, ¿tan difícil puede ser?".
Care Options for Kids pidió 1.500 mascarillas y Holly aceptó fabricarlas. Se puso a investigar y envió prototipos a Care Options for Kids. En cuanto recibió la aprobación, ella y su padre se sentaron ante sus máquinas de coser y se pusieron manos a la obra. "Hemos estado haciendo máscaras faciales todo el día, todos los días. Sólo tenemos nuestras máquinas de coser, y sólo somos nosotros dos, así que podemos hacer unas 500 mascarillas a la semana".
Esta nueva forma de obtener máscaras no sólo es creativa, sino también práctica: a diferencia de las máscaras tradicionales, las creadas por Holly y su padre son lavables. Por lo tanto, Care Options for Kids no tendrá que preocuparse de que se vuelvan a acabar las máscaras una vez utilizada la primera tanda.
Este sorprendente giro del destino ha sorprendido a Holly. "Ni en un millón de años habría pensado que acabaría haciendo mascarillas", dice. "Pero ha sido maravilloso. Puedo ayudar a la comunidad sanitaria y, al mismo tiempo, me ha servido para mantener mi negocio abierto." También tiene claro lo que es importante ahora mismo. "Me he puesto en contacto con todos mis clientes habituales para explicarles que esto tiene prioridad en este momento, así que cualquier alteración tendrá que esperar". Sus clientes han sido comprensivos con el retraso en los servicios regulares. "Al fin y al cabo, la mayor parte de lo que hago normalmente gira en torno a grandes acontecimientos -bodas, bailes de graduación, desfiles- y todos ellos se han pospuesto o cancelado. Además, la asistencia sanitaria es un servicio esencial, así que me alegro de hacer esto".
A pesar de todo lo que está pasando, Holly confía en que su negocio repunte en otoño. "Todas las novias han retrasado sus bodas unos meses, y sé que entonces habrá mucho trabajo". También se siente agradecida de poder devolver algo a la comunidad. Cuando terminó su primer lote de mascarillas, colgó una foto en Facebook y el post se hizo viral. Así que ahora tiene la bandeja de entrada llena de profesionales sanitarios y particulares que también le piden mascarillas.
"Care Options for Kids es mi prioridad en este momento. Pero cuando termine, me gustaría hacer mascarillas para la gente que está enferma y no encuentra -o no puede permitirse- comprar mascarillas", concluye. "Al fin y al cabo, estamos todos juntos en esto".
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