A.A. nació a las 29 semanas de gestación con una poliquistosis renal autosómica recesiva. Al mes de vida fue operada para extirparle un riñón. A los tres meses la operaron por segunda vez para extirparle el riñón restante.
Su madre, Angélica, cuenta la historia. "Estuvo un año sin riñones. Necesitaba diálisis peritoneal todos los días, que yo hacía en nuestra casa, con la ayuda de nuestras enfermeras de Care Options for Kids, Maritza y Janet."
Aunque la situación era crítica, con el tiempo se convirtió en la nueva normalidad de la familia. "Mis padres, las enfermeras y yo nos convertimos en un buen equipo. Hicimos todo lo que había que hacer para cuidar de A.A.". Entonces, cuando el bebé tenía año y medio, su enfermera Maritza notó algo inusual.
"Maritza le estaba dando de comer a través de la sonda y vio que había una pequeña cantidad de sangre en la sonda", explica Angélica. "Pensé que era normal, pero Maritza me dijo que no lo era y que fuera al hospital inmediatamente". En este punto de su relato, Angélica rompe a llorar. "Resultó ser un cáncer de hígado. Le diagnosticaron hepatoblastoma, estadio 3". Se toma un momento para serenarse. "Maritza es nuestro ángel. Llegó a nuestras vidas por una razón. Salvó la vida de mi hija".
Martiza se une a la conversación y cuenta la historia desde su perspectiva. "A.A. pasó los primeros siete u ocho meses de su vida en el hospital. Empecé a trabajar con ella en cuanto volvió a casa. Cuando llegué, nunca esperé que el caso se volviera tan complejo, pero así ha sido. Sin embargo, todos trabajamos muy bien juntos. Todos sabemos instintivamente lo que A.A. necesita, y hacemos todo lo posible por proporcionárselo. Y honestamente, ni siquiera la veo como una paciente. Para mí, es como una nieta".
Maritza explica cómo cada uno de ellos se turna para ayudar a cuidar de A.A., incluidos los momentos para ir a la clínica oncológica para las sesiones de quimioterapia. También se maravilla de cómo A.A. empezó a responder bien a la quimioterapia, por lo que la incluyeron en una lista de espera de trasplantes, y recibió nuevos riñones y un hígado en diciembre de 2019. "Que la operaran fue una bendición tan grande. Le había dicho a su madre que sería su milagro de Navidad".
Angélica también explica cómo este trabajo en equipo le ha permitido cuidar también de sí misma. "Saber que las enfermeras están aquí las veinticuatro horas del día me permite irme a dormir por la noche, sabiendo que están aquí para cuidar de mi bebé".
El abuelo de A.A., Jorge, se une. "Mi nieta tiene ahora dos años. En los últimos dos años, muchas cosas han cambiado para nosotros como familia, y han cambiado para mejor. Nació con muchos problemas de salud, lo que nos hizo adaptarnos. Pero, cuando le diagnosticaron cáncer, todo nuestro mundo -tan difícil como ya era- se vino abajo. Afortunadamente, Care Options for Kids ha sido muy receptiva. Las enfermeras se encargaron de visitarnos en el hospital y de estar en contacto permanente con la familia, no sólo a nivel profesional, sino a nivel humano. Realmente se sienten parte de la familia".
A pesar de todas las dificultades, Jorge explica que las cosas están mejorando y que ahora encuentran inspiración en A.A. "En todo momento, A.A. ha sido una bendición para nosotros. Hablo en nombre de toda la familia. Con lo pequeña que es, ha luchado y ha sido una guerrera ejemplar. Lo supera todo, incluso contra todo pronóstico. Ha vencido. Eso nos ha dado más fuerza e inspiración para ser mejores personas".
La salud de A.A. ha mejorado notablemente desde que recibió los trasplantes, y la próxima quimioterapia puede ser la última que necesite. "Ya casi está fuera de peligro", suspira aliviada Angélica. Su abuelo lo entiende muy bien. "La vemos como un modelo a seguir para superar y afrontar cualquier reto que se nos presente".
